jueves, 26 de julio de 2018

Volver

Hoy vuelvo.

Vuelvo a donde nunca he dejado de pertenecer pero de donde siempre he querido huir por instinto de supervivencia.

Vuelvo.

Si lo traduces encontrarás en mis silencios gritos de auxilio ahogados por mi propio llanto. No quiero que me salves pero si estuvieras yo no sentiría la urgencia de llamarte.

Me invade la sensación de muerte súbita. 
Incertidumbre al cavar en mí y no encontrar el claro del bosque entre ningún árbol. 
Si he vuelto es porque el verano me parece demasiado caluroso como para poner a tu corazón de luto.

Me creo invencible hasta que me abarca la noche y te noto cerca. Llevo meses sin tocarte y parece que no he olvidado tu tacto.
Olvidar es recordar y yo te leo cada día.

Me reconforta saber que te tengo al alcance de mi mano aunque no vivas de ella y que no desaparecerás si yo dejo de ser yo.
Meter el dedo en mis heridas siempre ha sido mi fuerte pero me escasean las fuerzas si se trata de ayudarme. 

Sin embargo, escucho (o creo hacerlo) el rugir incesante del mar al otro lado.
Dicen que el agua salada ayuda a cicatrizar los cortes.
Yo sólo tengo que dejarme caer. 

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