domingo, 22 de octubre de 2017

Palabras dichas a destiempo.

Caen lágrimas de cristal que se rompen antes de tocar el suelo.
Me has roto sin necesidad de tocarme y sólo me queda rebatir el dolor con indiferencia. Soy un conjunto de partes rotas de mí esparcidas por un cielo al que ya no miras. Y si yo sólo era cuando tú me hacías ser, dime, ¿qué queda de mí?

Ahora el azul predomina en mi vida aunque siempre que mire al cielo me parezca gris.
La nada se ha apoderado de mi boca cuando me preguntan qué me pasa y no puedo dejar de pensar en ti. Y es que has abarcado lugares de mí que nunca había abierto a nadie. Pero te has ido y has dejado la puerta abierta.
Tengo un frío interior que antes soportaba con tu voz

Se me ha caído la venda de los ojos pero sólo puedo ver la estela de tu ausencia que me dice que ya no estás y yo creo sentirme más perdida que nunca. Me duele que ahora tenga que conocerme a base de desconocerte.
Nunca había sabido lo que quería hasta que me di cuenta que ese verbo sólo me apetecía conjugarlo contigo. Pero entre tus planes de futuro ya no entraba yo y he tenido que obligarme a que mi presente no lleve tu nombre.
Yo no pretendía que te aclarases pero tampoco que me ensombrecieras más. Así que tuve que elegirme a mí conmigo y contigo sólo en mi cabeza.

Odio las despedidas porque creo que te impiden volver, por eso no dije lo que sentía, pero espero que aquel día, en aquella mirada, entendieras mi silencio como el quédate que no me atreví a pronunciar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario